martes, 30 de agosto de 2011

Mencey again

Perdón por la tardanza en publicar. Tras la primera aparición de Raúl Íñigo, vuelvo a la carga con otro relato: Breaking the wall

Continúo en este camino. La calle está desierta; los únicos aquí presentes somos mi sombra y yo. Me siento sólo y abandonado. No tengo a nadie con quien compartir mis alegrías, mis penas, mis sueños; mi vida. De repente oigo pasos. Se escuchan cada vez más cercanos. Esa manera grácil de caminar despierta mi curiosidad. Alzo la vista y fijo la mirada en la persona que se aproxima. Sin llegar a comprender cómo, consigue traer calidez a mi fría existencia. Una chica, se estaba acercando a mi. Su largo cabello resplandecía aún mas si cabe que sus brillantes ojos. Todo su rostro tenía un angelical aspecto, rodeado por un aura de inocencia. Incluso su cuerpo tenía un aspecto tan frágil que parecía que se fuese a romper en cualquier momento. Es la chica más hermosa que he visto jamás. Mi corazón se acelera, mi respiración se vuelve jadeante y pensamientos empiezan a rondar mi cabeza: "Ella es todo lo que siempre he ansiado"; "Quiero estar con ella para siempre"; "La amo".

Paso a paso, nos vamos acercando el uno al otro. Noto cómo se ha percatado de mi presencia; consigo mirarla a los ojos y ella me lanza una sonrisa. "Siente lo mismo que yo", pensé automáticamente. "Nos encontraremos y no nos separaremos jamás"; tal era mi deseo. Cuando por fin nos colocamos el uno a la altura del otro, algo hace que mis piernas no sean capaces de dejar de avanzar. Una fuerza me impide detenerme y conseguirla a ella; a todo aquello que deseo y quiero. Nuevas ideas pasan por mi mente: "Tengo miedo de no ser lo suficientemente bueno para ella", "No podría soportar perderla". No soy yo quien mueve mis piernas, alejándome de mis anhelos, sino la inseguridad que me inunda. Me supera. Duele, pero soy incapaz de sobreponerme a ella. Cuando me doy cuenta, la chica ha desaparecido. La he perdido y ya no la podré recuperar. Al voltearme para regocijarme más en mi sufrimiento, la veo en la distancia.

Aunque está lejos, me mira. Lágrimas brotan de sus ojos. De pronto empienza a correr hacia mí. Ésta será mi última oportunidad; si la dejo escapar ahora, no la volveré a ver. Viene hacia mi con y me rodea con los brazos. Intento abrazarla, pero noto una barrera a mi alrededor; es la pared que mi inseguridad ha creado. No puedo seguir permitiendo que mi cobardía me arrebate lo que quiero. Con todas mis fuerzas, consigo romper el muro entre nosotros dos. Finalmente consigo rodearla con mis brazos. Todo salió bien; me sobrepuse a mis miedos y conseguí aquello que amaba. Mientras estamos abrazados, le susurro al oído "Siempre estaremos juntos". Ella me responde "Has luchado mucho contra tí mismo por mí. Nunca te dejaré".

No hay comentarios:

Publicar un comentario