Capítulo 1.
La lluvia no cesaba. Era normal teniendo en cuenta que nos hallamos a mediados de noviembre. El autobús no se acobardaba ante el diuvio atacando las curvas con valentía. Estaba lleno de gente, cada uno de ellos con sus propias preocupaciones. Todos menos aquel chaval del mp3, que sólo estaba concentrado en su música. Tras detenerse el autobús, ese joven tomó el camino al insituto local. Siguiendo con su rutina, nada más llegar a clase tomó asiento y adoptó postura indiferente en su silla. El aburrimiento de esta persona se notaba a leguas de distancia. ``Otro aburrido día´´, pensó.
En ese momento comenzó la clase al entrar el profesor en ella. En lugar de comenzar con la lección, ordenó a otro chico que entrara en el aula. ``Chicos, hoy un nuevo alumno nos acompañará hasta final de curso. Dadle la bienvenida a Miguel´´, informó el profesor. El joven desde luego no pasaba desapercibido; su camisa negra contrastaba con su camiseta blanca y ligaba a la perfeccion con sus pitillos negros. Aunque lo más llamativo de todo era su cuidado pelo, cuyo flequillo le llegaba casi hasta los ojos. Las gafas no hacían más que aumentar su atractivo si cabe. Las miradas de todos los alumnos se posaron sobre Miguel; unas de admiración, otras de atracción y otras de envidia. Incluso el chaval de la postura indiferente sintió curiosidad por el recién llegado. Tras observar su rostro, algo se encendió en su corazón y una sonrisa apareció en su cara. ``Parece que hoy tendremos algo de diversión´´, dijo para sus adentros.
Cuando Miguel procedía a tomar asiento en algún lugar de la clase cuando de repente se paró en seco al lado del joven de la sonrisa.
-¿Eres tú, Iván? - preguntó Miguel.
- Ha pasado mucho tiempo, ¿a que sí, amigo? - respondió Iván, dando signos de su alegría.
- Nunca creí que te encontraría aquí. ¿Qué ha sido de...
- Ejem... Dejen las conversaciones para el recreo. Ya hemos perdido mucho tiempo de clase - irrumpió el profesor.
A la hora del recreo, Iván y Miguel se fueron a charlar tranquilos.
- No nos habíamos visto desde 4º de Primaria. Creí que estarías en el instituto privado.
- No quise ir. Era muy aburrido - contestó Iván.
- Pero con tus notas habrías sido aceptado sin ningún problema, ¿no?
- Se me rifaban, pero es aquí donde quería venir. Y ahora que has vuelto no pienso ir a ningún lado.
- Entiendo. ¿Y qué ha sido de Carlos?
- Se mudó unos meses después de ti. Y las siguientes fueron Isabel y María.
- ¿Javier sigue aquí no? - preguntó Miguel, interesado.
- ¡Jajaja! Claro que sí. ¡Si cuesta levantarle del sofá, imagínate sacarle de la ciudad!
- Menos mal. - suspiró Miguel aliviado - Me gusta tener caras conocidas cerca.
De pronto sonó el timbre y tuvieron que volver a clase. El resto de la mañana se pasó relativamente rápido, excepto para Miguel. Todos los cambios de clase eran como una rueda de prensa de alumnos que querían conocerle mejor. Finalmente llegaron las dos de la tarde y pudieron volver a sus casas. Iván y Miguel se disponían a volver a casa juntos cuando el móvil de Iván comenzó a sonar.
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