jueves, 2 de junio de 2011

Prueba nº1

Esta es la primera entrada de este blog. Espero que os guste esta historia y que me déis vuestra sincera opinión


Abro los ojos y sigo aquí. Nada ha pasado desde entonces. El planeta sigue girando en mi ausencia.
¿Recueda alguien mi nombre, mi aspecto, mi sóla existencia? No lo creo. Sigo aquí solo. Nunca lo admití pero conocía este desenlace. ¿Las personas nacen para morir? Sólo nacen por casualidad. La posibilidad rige nuestras decisiones. No somos más que jugadores apostando en cada día de nuestra vida. Es como un juego de casino. La muerte no es más que la hora de cerrar el casino. Aquel día ya pasó. Estaba de racha, ganando cualquier apuesta. Alguna pérdida menor que no merece ser detallada era lo único que empañaba mi jornada en el salón de juego. Lo aposté todo: familia, amigos, mi propia alma... Sí, gané. Conseguí todo el éxito que un humano puede conseguir en su vida. Cuando ya no pude llegar a más, decidí que ya era hora de dejarlo. Lo hice y entonces sonó una campana; el casino cerraba sus puertas por hoy. Mi partida acabó en el momento en que ya había sacrificado todo ser que me rodeaba. No había vuelta atrás. Mi existencia terminó rodeado de vanales objetos. Todo cliente es registrado en ese inmenso archivo que es la memoria. Si los datos no son revisados por alguien, se olvidan. La verdadera muerte es cuando el mundo te olvida. Fui archivado en lo mas hondo del más insondable fichero. No volví a vivir. Sumido en mi letargo anhelaba la búsqueda de algún curioso que me liberase de mi cautiverio. Finalmente pasó. Alguien me rescató de esa oscuridad. Abrí los ojos y no hallé nada nuevo. El planeta siguió girando en mi ausencia. Siento que he vuelto sólo para morir otra vez, pero sé que es imposible; no tengo nada que apostar. Todas mis recompensas están consumidas por el óxido y la polilla. Vivo con la muerte a mi espalda; no se puede llamar vida a esta solitaria existencia. El sufrimiento se cala hondo en mi corazón mientras siento que me hundo más y más.

Ahora mismo, acabo de despertarme. Ya lo entiendo todo; sólo fue una pesadilla. Estoy en mi cama, en mi casa, con mi familia. Salgo al salón y veo a mis seres queridos a mi lado. Presiento que hoy va a ser un día que no olvidaré.



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